«En medio del Gran lago, salve, oh Estrellas de la Cadera, vosotras que brilláis en el ¡Cielo Boreal! Vosotras que sois testigos de mi muerte, ¡mirad! Me presento con la corona de un dios en la cabeza, ante vosotras… He aquí que habiendo franqueado el Portal de la Muerte, lo mismo que un Dios, me yergo ante vosotras…»
(LIBRO DE LOS MUERTOS; XVII)
«…Por lo que corresponde a la solidificación y a la permanencia del alma y del espíritu al final de la sublimación, también esto se hace por la adicción de la piedra oculta que no se comprende por los sentidos sino sólo por el intelecto gracias a la inspiración o la revelación divina o por la doctrina de la ciencia. De donde Platón en sus Stollicae: “Conoce aquello a lo que has llegado, después considera mediante el intelecto lo que has adquirido” Y dice Alejandro: “Hay dos órdenes en este arte, esto es, la apariencia que es a través del ojo, y el intelecto que es a través del corazón, y esta piedra está oculta, la que es llamada regalo de Dios, y es ésta una piedra divina oculta, sin cuya mezcla se anula la alquimia, puesto que ella misma es la alquimia, y en ese mismo momento se pierde toda la obra. Y esta piedra divina es corazón y tintura de oro buscada por los filósofos”… Y Pitágoras en La Turba de los filósofos: “Ciertamente el dios Apolo ocultó esto para que el mundo no fuese devastado”. Y de este modo la alquimia es sobrenatural y es divina y en esta piedra está la dificultad de este arte. Y la razón natural no puede comprender suficientemente por qué esto es así y, puesto que el intelecto no puede comprender esto ni puede hacer lo suficiente por sí mismo, sin embargo conviene creer en ello como en las milagrosas cosas divinas (...) Y por eso los antiguos filósofos de este arte al escribir sobre él para las futuras generaciones en cierta forma profetizaron esto. De donde dice Rasis en una carta: “Con esta piedra roja los filósofos se magnificaron ellos mismos también por encima de todos los otros y anticiparon el futuro”.
No profetizaron cosas vagas, pues ellos sabían que el día del Juicio y la consumación de los siglos debía llegar, y con ellos la resurrección de los muertos, en cuyo día cada alma se volverá a unir con su cuerpo y ya no se separarán en toda la eternidad; (...) también todas las cosas condenadas resurgirán hacia la perpetuidad y la incorruptibilidad, pero resurgirán para sufrir en las tinieblas y la oscuridad, en oposición a aquellas otras. De donde Bonello en La Turba de los filósofos: “Todas las cosas viven y mueren según la voluntad de Dios, y existe una naturaleza a la que cuando le llega la humedad y se mezcla con ella durante noches, entonces se asemeja a algo muerto, y entonces esa cosa necesita fuego hasta que se extraiga el espíritu de aquel cuerpo y durante noches se disuelva y se haga polvo como el hombre en su tumba. Una vez realizadas todas estas cosas, Dios le devolverá su alma y su espíritu, y, eliminada la enfermedad, aquella cosa será robustecida y después de su fulguración será mejorada como el hombre después de la resurrección se hará más fuerte y más joven de lo que era en este mundo”. Y dice Milnescindo: “El creador de las almas, después de haberlas hecho morir y de haberse separado éstas de los cuerpos, se las devolverá para juzgarlas y recompensarlas, del mismo modo conviene que nosotros usemos de la misma reverencia con las almas, etc.”. Y Hermes en su libro primero: “Además, si no temiesen el día del juicio, nada de esta ciencia se les hará manifiesto y nada profetizarán, etc.”.
Así pues, han visto el último día en este arte, esto es, la germinación y nacimiento milagroso de esta piedra pues se ha producido la unión del alma beatífica con su primer cuerpo gracias al espíritu y su duración gloriosa por toda la eternidad. Por esto consideraron que el día del juicio del Señor, el último de los tiempos, debe venir, lo que será cosa sobrenatural y milagrosa. Por esto Pitágoras en La Turba de los filósofos dice: “Comprended todos los sabios que todo lo que Dios creó de una esencia no muere nada más que en el día del juicio”…»
S.D.G.
Iglesia del Surf del Cristo Risueño de la Costa LTD. MMXXIIII ©
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