"Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones,
dame a su tiempo, te suplico, una tiendita de tabaco,
con las brillantes cajitas primorosamente apiladas en los estantes
y el fragante anduyo suelto, y la picadura,
y el brillante Virginia
suelto en los vasos de vidrio.
Y un par de balanzas no demasiado grasientas,
y las prostitutas entrando de pasada para una palabra o dos,
para una broma, y arreglarse el pelo un poquito.
Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones,
préstame una tiendita de tabaco,
o instálame en alguna profesión
que no sea esta maldita profesión (...)
donde uno necesita su cerebro todo el tiempo."
(E.P.)
Iglesia del Surf del Cristo Risueño de la Costa LTD. MMXXI ©
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