miércoles, 12 de febrero de 2020

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"Y como al tiempo que contaba estas historias agitaba su revólver, los espectadores retrocedían, las mujeres manifestaban su terror y algunas quisieron irse. Después, Jarry no me ocultó la satisfacción que había tenido al asustar a los filisteos; y, con el revólver en el puño, subió a la imperial del ómnibus, que debía conducirlo a Saint-Germain-des-Près. Una vez arriba, siguió agitando su arma para decirme adiós.

Ese revólver pasó unos meses en el taller de un amigo nuestro. He aquí por qué circunstancias.
Nos habían invitado a comer en un taller de la calle de Rennes. En la mesa, alguien quiso leer en la mano de Jarry, quien manifestó que poseía todas las líneas dobles. Para mostrar su fuerza, rompió platos a puñetazos, y acabó por herirse. El aperitivo y los vinos le habían enervado. Los licores terminaron de excitarlo. Un escultor español quiso conocerlo y le dedicó amabilidades. Pero Jarry le ordenó que saliera de la habitación y no volviera a aparecer. Me aseguró que ese muchacho era un bribón y acababa de hacerle las proposiciones más deshonestas.

Al cabo de pocos momentos, el español que había huido, volvió, y, al instante, Jarry disparó el revólver contra él. La bala fue a perderse en una cortina. Dos mujeres encinta, que se encontraban al lado, se desmayaron. Tampoco los hombres estaban muy tranquilos, y entre dos nos llevamos a Jarry. En la  calle me dijo con la voz de Père Ubú: ¿No es verdad que era hermoso como literatura?... Pero me he olvidado de pagar las consumiciones."
(G. APOLLINAIRE)

Iglesia del Surf del Cristo Risueño de la Costa LTD. MMXX ©

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