“Se necesita una gran generosidad de alma para ser el primero en reconocer que una obra desconocida es bella.”
El artista dotado de verdadera personalidad, sólo es comprendido y alentado por los hombres de su generación, las generaciones siguientes le considerarán y honrarán, o bien lo eliminarán brutalmente por haber andado con trucos para complacer a los mediocres de su época.
El artista que permanece fiel a sí mismo no ha de esperar nada de sus mayores, ya sean aficionados, marchantes, críticos, artistas o literatos, ya que la expresión de una época sólo es reconocida por la generación siguiente. Cuanto más lejos vea un artista, menos ayudado será por sus contemporáneos pero más festejado por las generaciones posteriores.
Así pues, si los mayores no vienen a él, que tampoco vaya demasiado hacia ellos; los pocos que están vivos se reconocen con facilidad por la facultad que tienen de amar gratuitamente como a los veinte años.
Louis Cattiaux. (Física y Metafísica de la Pintura)
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