jueves, 29 de mayo de 2025

Like a Fucking ROLLING STONE

No poseo vestidos que tema despierten envidia, ni me verás ningún dinero.*

Mira, he visto en un lugar un hombre cubierto de harapos que retiraba la vista de su casa, el hombre llevaba un libro en la mano y un gran peso sobre sus espaldas. Un hombre llamado Evangelista topa con él y le aconseja huir de la ira venidera. ¿No ves aquel portillo? No, le contesta el hombre. ¿Tampoco ves aquella luz? No pierdas de vista esa luz y vete derecho a ella. Pronto encontrarás un portillo en el que, cuando llames a él, te dirán lo que tienes que hacer.

“Tú me has enderezado el camino para ir hacia ti (Salmo 118, 5). Por el laberinto de caminos entrecruzados, que han trazado los espíritus tortuosos, voy hacia ti sin temor y confío en tu palabra. De lejos veo perderse al uno o al otro, entre ellos al audaz y al cauto. Yo prosigo a ciegas mi camino (...) Esta vida es un laberinto, para que la travesía sea segura, confía ciegamente en Dios con verdadero amor y sin hipocresía.”
(R+C)

El antiguo Arte Real de los sabios era integración, amor y vida. La ciencia actual es desintegración, tristeza y muerte, y todos nosotros morimos a causa de su difusión en el mundo: medicamentos muertos, alimentos muertos, aire, agua y tierra envenenados, luz muerta, vestidos y bebidas falsificados, habitaciones siniestras, objetos feos, tristeza y dolor de la uniformidad chancrosa que estandariza a la raza humana. Últimamente, un académico, premio Goncourt, que se dirigía a las élites francesas, presentó a los sabios modernos como sucesores de los alquimistas medievales, confundiendo así a los buscadores de vida con los buscadores de muerte y demostrando una ignorancia muy poco academizante.

«Somos como los barrenderos del mundo», dijo san Pablo. Se refería a los vivos, a los santos, a los artistas, a los poetas, que son como las flores y los frutos ignorados de la humanidad, cuya presencia justifica todas las mediocridades, todas las suficiencias, todas las cobardías, todas las violaciones, todos los crímenes y todas las imbecilidades, en una palabra, el estercolero donde esperan y germinan misteriosamente los hombres ordinarios, pues nuestras vidas se encuentran aún extraviadas en la muerte, y la luz de algunos es un insulto para las tinieblas de la mayoría. Sin embargo, el amor y el genio dominarán finalmente el caos de donde han salido bajo el impulso del fuego que habita la esencia primera, el vehículo de los mundos.”

... hay otra prueba psíquica y física que permite medir la determinación profunda, indispensable para la realización de la ascesis artística y que es hija de la enseñanza de las antiguas escuelas y órdenes monásticas: Toma tus alforjas y ve a mendigar en el mundo el pan de tu vida; cuando estés quebrado, el arte y tú seréis uno, y serás libre en medio de las cadenas.

Los llamados tendrán que soportar, por amor a su Dios, la pobreza y la soledad, sin buscar otro consuelo que su arte a fin de probar su vocación y para mantenerse íntegros hasta el día incierto del triunfo electivo.

No es bueno triunfar ni brillar ni siquiera tener razón frente a nadie en este mundo tenebroso, envenenado por la envidia y el odio.
(L. CATTIAUX)
Iglesia del Surf del Cristo Risueño de la Costa LTD. MMXXV ©

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